― Pues voy a tener que comprarme una aspiradora.
― ¿Y eso?
― Es que el otro día vendí la mía, porque solamente estaba cogiendo polvo.
No sé cómo lo hace, pero siempre consigue liármela. Mira que conozco a Alfonso desde hace mucho, y aun así a veces se me olvida cómo es. Únicamente me había distraído un momento, pero a él le basta y le sobra el más mínimo descuido de su interlocutor para tirar la caña a ver si picas. Normalmente suelo centrarme de nuevo en cuanto le oigo hablar, pero llevo una semana preparando la presentación de mañana y me estoy jugando el ascenso, así que me olvidé de dedicarle a Alfonso el cien por cien de mi atención.
Sé de sobra que ese ha sido mi error, y ahora me toca pagar por él.
― Ja, ja, qué bueno ―a pesar de que él sabe perfectamente lo que opino yo de sus “chistes”, procuro tener un ápice de cortesía y reírle la gracia―. Por cierto, ¿a ti qué tal te va, has encontrado ya curro? ―pregunto, en un intento vacuo y desesperado por cambiar el tema de conversación―.
― Ahí vamos, esta semana he tenido una entrevista y creo que fue bien. Como no estoy encontrando nada de lo mío, echo el currículum en todos lados y ya. El otro día sonó la flauta y me llamaron, a ver si hay suerte.
― ¡Felicidades, hombre! ¿Y de qué era la entrevista, si puede saberse?
― Me llamaron de bodegas Marcial, las que están justo antes de salir del pueblo, para ver si podía entrar a trabajar como sumiller.
― ¡Alfonso, pero si tú no tienes ni idea de vinos!
― ¡Ya bueno, pero hay que intentarlo! De hecho, yo creo que el tipo se quedó sorprendido. Al poco de empezar me pregunta que si sé decantar; y claro, yo le digo que sí, e incluso de bailar si hace falta.
― ¡Dios, me sacas de mis casillas! ¡Te juro que no vuelvo a interesarme por ti en la vida!
― Joder, Juan, tampoco te pongas así, que no es para tanto. Te prometo que ya paro. ¿A ti qué tal te va?
― Bueno, da igual, no pasa nada. La verdad es que ando algo estresado, que es que mañana tengo una presentación importante en el curro.
― O sea, que no habrás tenido ni tiempo para practicar con la batería, ¿verdad?
― Pues no, no me ha dado la vida para más. A ver si me vuelvo a poner ahora en cuanto pase esto.
― Una pena, es que el otro día, vi un anuncio en el periódico que tal vez te podría interesar. Que están buscando a alguien como tú, pero creo que lo necesitan de inmediato.
― ¿En serio, qué decía?
― Ponía: “Banda de rock busca batería. Urgente. Necesitamos arrancar la furgoneta”.
Comentarios