― Bueno, pues supongo que este es el sitio, ¿no?
― Eso parece. Al menos, es donde está entrando todo el mundo. Oye, ahora que lo pienso, tú eres la que se sienta delante de mí en Fonética, ¿verdad?
― Sí, me llamo Laura, creo que nunca nos han llegado a presentar formalmente. Tú eres Fernando, ¿no?
― Depende del día; pero sí, así me conocen.
― ¿Depende del día? ¿Qué pasa, que otros días tienes un nombre distinto?
― ¡Has dado en el clavo! Los martes y jueves no lectivos me convierto en una rubia despampanante y salgo a conquistar la noche como Raquel.
Ambos se ríen.
― Ahora en serio, ¿entramos?
― Si te soy sincera, la verdad es que no me gusta que hayan elegido este bar para quedar. Alguna vez he entrado y me he quedado con hambre porque no tenían nada vegano en el menú.
― Uf, que putada. Yo tampoco no soy especialmente fan de este sitio, pero lo cierto es que me estoy muriendo del hambre. ¿Te parece que nos hagamos un Pans & Company?
― ¡Me parece una idea estupenda!
Los dos se dan la vuelta y comienzan a andar rumbo a la Plaza Mayor. La conversación se mantiene animada y cualquier tema que sacan hace a ambos esbozar una sonrisa, bien sea Fernando imitando los pomposos gestos del de Fonética o bien sea comentando cómo la lio Luis en la barra de la carrera de la semana pasada. Después de un rato caminando, llegan por fin al Pans & Company. Laura se para justo en la puerta, pero Fernando ha mirado su teléfono un momento y no se ha dado cuenta de que su acompañante ha detenido la marcha, por lo que continúa andando como si nada.
― Oye, ¿a dónde vas? ¡Que te lo pasas! El Pans & Company es aquí.
― ¿Cómo…? ¡Ostras, es verdad, que tú no sabes lo que es hacerse un Pans & Company!
― A ver, yo había deducido que era venir a comer aquí…
― ¡Todo lo contrario! Es una expresión que usamos mi grupo de amigos y yo, lo que pasa es que la tengo tan interiorizada que la uso sin darme cuenta. Al acabar el trimestre en el instituto solíamos hacer una comida entre nuestro grupito, y una vez quisimos venir aquí. Lo que pasa es que ese día estaba muy lleno, y tanto Roberto como Guille entraron directamente, mientras que el resto preferíamos ir a un sitio menos concurrido. Como éramos un poco cabrones, nos marchamos sin decirles nada, y por eso cuando quedamos con más gente, pero no nos convence el lugar, decimos de “hacer un Pans & Company”.
― Vale, pero entonces, ¿dónde quieres que comamos?
Comentarios